Y el pasillo... ¿qué?

Si puedes, eliminalo. Conseguirás espacios diáfanos, por los que circulará la luz, pero si no puedes hacerlo, no te olvides de ellos, como suele suceder. ¡Podemos sacarles mucho partido!.

Un punto intermedio, puede ser la creación de tabiques de vidrio. Tendrá la ventaja de las divisiones, pero visualmente no harán que la compartimentación nos de espacios reducidos u oscuros.

También eliminaremos el efecto tubo, si reducimos las paredes a simples muretes, y el resto lo cubrimos de vidrio. Es una solución perfecta para estancias que no necesitan privacidad, como la cocina.

Si son oscuros, podemos hacer que las puertas a las que da servicio, tengan los vanos más grandes, y con hojas que se deslicen de suelo a techo.

Si es estrecho y con muchas puertas, es adecuado que todo tenga el mismo color -paredes, carpinterías, hojas de las puertas-, preferiblemente, claro. Además, hay que prestar especial atención a la iluminación.

Una buena idea, también, es pintar una de las paredes de un color diferente, si el pasillo es amplio. Conseguiremos que sea menos monótono, y tendrá su personalidad propia dentro de la vivienda.

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